jueves, 12 de enero de 2023

BÄTCHER, Hansgeorg

 Hansgeorg BÄTCHER


Oberst

+ 13.01.1914 Finsterwadle, Brandemburgo, Alemania
- 23.04.2003 Uelzen, Baja Sajonia, Alemania




Promociones:


01.10.1934        Gefreiter
01.12.1934        Unteroffizier
01.06.1935        Fähnrich
01.10.1935        Oberfähnrich
01.04.1936        Leutnant
01.04.1939        Oberleutnant
01.03.1942        Hauptmann
01.11.1943        Major
1945                  Oberst


Destinos:


14.01.1935        Kraftfahrabteilung 3, Wunstorf
01.04.1936        3./Kampfgeschwader 253 "General Weber"
01.10.1936        Flieger-Ersatz-Abteilung 27, Halberstadt
01.12.1938        I./Kampfgeschwader 157 "Boelcke"
01.05.1939        Gruppenadjutant I./Kampfgeschwader 27 "Boelcke"
19.05.1941        3./Kampfgruppe 100
15.07.1941        Staffelkapitän 1./Kampfgruppe 100
15.12.1941        Staffelkapitän 1./Kampfgeschwader 100 "Wiking"
28.07.1943        Kommandeur I./Kampfgeschwader 100 "Wiking"
21.10.1943        Kommandeur I./Kampfgeschwader 4 "General Weber"
13.02.1944        Stab Luftflotten-Kommando 4
06.12.1944        Kommandeur III./Kampfgeschwader 76
27.02.1945        Kommodore Kampfgeschwader(J) 54


Condecoraciones:


05.07.1937        Insignia de observador
15.09.1938        Insignia de piloto-observador
27.09.1939        Cruz de Hierro de 2ª clase
15.07.1940        Cruz de Hierro de 1ª clase
23.08.1941        Broche de piloto de bombarderos en bronce
03.09.1941        Broche de piloto de bombarderos en plata
08.11.1941        Broche de piloto de bombarderos en oro
14.11.1941        Copa de honor de la Luftwaffe
02.07.1942        Cruz alemana en oro
27.08.1942        Medalla de invierno en el frente del este 1941-1942
06.10.1942        Placa "600" para el broche de piloto de bombarderos en oro
21.12.1942        Cruz de Caballero de la Orden de la Cruz de Hierro
15.03.1943        Escudo de Crimea
24.03.1944        Hojas de Roble para la Cruz de Caballero (434)


Concesión Cruz de Caballero:


Siendo Hauptmann y Staffelkapitän de la 1./Kampfgeschwader 100, le sería otorgada la Cruz de Caballero el 21.12.1942, por sus acciones en el Frente Oriental. 

Durante 1941 realizó 75 misiones de combate en este teatro, incluidas 10 incursiones nocturnas contra Moscú. Entre sus éxitos más notables se incluyen la destrucción de un tren de municiones el 20.09.1941 y su anotación de un impacto directo en una fábrica en la fábrica de automóviles Gorki con una bomba SC 1800 en la noche del 04 al 05.11.1941.

Él y su unidad participaron más tarde en misiones aéreas sobre Crimea en el período de febrero a junio de 1942. En este tiempo, Bätcher realizó 206 misiones, incluidas 122 sobre Sebastopol. Logró éxitos notables contra las fortificaciones y el transporte marítimo. El 20.02.1942 hundió un buque mercante con 2.000 TRB, y el 23.02.1942 impactó sobre un petrolero con 7.500 TRB en el puerto de Kertsch. Esto privó a la guarnición de Kertsch de nuevos suministros de combustible durante 5 días.

Más tarde, él y su tripulación volaron en misiones en apoyo del avance alemán sobre Stalingrado. El 26 de octubre de 1942, Bätcher se convirtió en el primer piloto de bombarderos en llegar a 400 salidas de bombarderos voladas, y finalmente fue recomendado para la Cruz de Caballero después de que su total llegara a 444.


Concesión de las Hojas de Roble:


Siendo Major y Kommandeur del I./Kampfgeschwader 4 "General Weber" el 24.03.1944 le fueron otorgadas las Hojas de Roble para su Cruz de Caballero por seguir cosechando éxitos en el Frente del Este y aumentando sus misiones de combate hasta 655 en el momento de la concesión. Le fueron entregadas el 04.04.1944 de manos del propio Hitler en el Berghof.


Otros datos biográficos:


Hijo de un ingeniero. Entre 1931 y 1934 obtuvo su licencia de piloto de planeadores y con 19 años se convirtió en instructor. En marzo de 1934 se graduó en la escuela secundaria.

El 01.04.1934 se unió al Ejército, siendo destinado al 3º Batallón de automóviles en Wunstorf.

El 14.01.1935 comenzó su entrenamiento para ser oficial en la Escuela de Candidatos a Oficial de Munich.

El 01.11.1935 solicitó su traslado a la Luftwaffe con el rango de Oberfähnrich y debido a su experiencia de vuelo en planeadores, se le destinó a la Escuela de Entrenamiento de bombarderos en Tutow, para convertirse en observador.

El 01.04.1936 fue asignado a la 3ª Escuadrilla de la 253ª Escuadra de Bombardero "General Weber" (Formada a partir del Grupo de vuelo Gotha).

Del 01.10.1936 al 15.09.1938 sirvió en el 27º Batallón de reemplazo aéreo en Halberstadt, como oficial de entrenamiento. Compaginó sus deberes como instructor con su entrenamiento como piloto en la Escuela A de Entrenamiento de vuelo, que estaba en el mismo aeródromo.

Tras tres meses sirviendo como ayudante del General Felmy, comandante de la 2ª Flota aérea, el 01.12.1938 fue transferido como Ayudante al I. Grupo de la 157ª Escuadra de Bombardeo "Boelcke" que, a partir del 01.05.1939 pasaría a denominarse I. Grupo de la 27ª Escuadra de Bombardeo.

En la primavera de 1939 asistió a la Escuela de pilotos de Ludwigslust para realizar un curso especial de entrenamiento para su clasificación Clase-C.

Cuando estalló la guerra -como ayudante en el I. Grupo de la 27ª Escuadra de Bombardeo- participó en la campaña de Polonia, donde realizó sus primeras siete misiones de combate en un Heinkel He-111 como observador.

A principios de 1940 completó su entrenamiento con instrumentos de vuelo y finalmente consiguió su calificación como piloto.

En mayo de 1940 tomó parte en la Batalla de Francia.

El 05.06.1940 su He-111 P-2 fue derribado por cazas enemigos cerca de Rouen. Su operador de radio Unteorffizier Fritz Wolff y el ingeniero de vuelo Unteroffizier Kurt Meier, murieron. Bätcher y su observador, el Oberleutnant Siegfried Scholz, fueron capturados por los franceses.

Tras el armisticio francés, fue liberado el 24.06.1940 y sirvió como instructor en el 42º Regimiento de Entrenamiento aéreo y la 51 A/B Escuela de entrenamiento de vuelo hasta septiembre de 1940. Ese mismo mes sería derribado en el Canal de la Mancha, siendo rescatado. Posteriormente pasó a ser Ayudante en el 52º Regimiento de Entrenamiento aéreo, hasta mayo de 1941.

El 19.05.1941 regresó al frente encuadrado en la 3ª Escuadrilla del 100º Grupo de Bombardeo, participando en la Batalla de Inglaterra.

El 15.07.1941 asumió el mando de la 1ª Escuadrilla del 100º Grupo de Bombardeo,

El 09.07.1941 en el transcurso de su tercera misión sobre Inglaterra, su aparto He 111 H-3 (con número de fabricación 3327) fue derribado por un caza nocturno británico en el área de Filton. Su artillero, el Unteroffizier Siegfred Lohr resultó muerto y su operador de radio, el Feldwebel Siegfried Neumann, herido. Debido al daño sufrido, Bätcher tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Cherburgo.

El 19.07.1941 el 100º Grupo de Bombardeo fue transferido al Frente del Este.

El 21.07.1941 Bätcher realizó su primera misión sobre Rusia, a la que seguirían otras 74 al finalizar el año, incluyendo 10 misiones nocturnas sobre Moscú.

El 20.09.1941 destruyó un tren de municiones al este de Konotop.

En la noche del 04 al 05.11.1941 realizó un impacto directo en la fábrica de automóviles Gorki con una bomba SC 1800.

El 15.12.1941, el Kampfgruppe 100 se convirtió en el I. Grupo de la 100ª Escuadra de Bombardero y Bätcher estuvo al mando del a 1ª Escuadrilla del Grupo.

Desde febrero a finales de julio de 1942 la Escuadra participó en la reconquista de Crimea, en la captura de la península de Kerch y en la caída de la fortaleza de Sebastopol. Durante este periodo, Bätcher realizó 206 misiones, incluidas 122 sobre Sebastopol, distinguiéndose en conseguir impactos directos en búnkeres y otras posiciones fortificadas. También lograría diversos éxitos contra la flota rusa del Mar Negro, hundiendo o dañando numerosos barcos: El 20.02.1942 hundió un carguero de 2.000 TRB, el 23.02.1942 un petrolero de 7.500 TRB en la entrada del puerto de Kerch, con lo que la guarnición estuvo 5 dias sin suministro de gasolina.

Posteriormente, junto con su tripulación (el observador Oberfeldwebel Hans Hormann, el operador de radio Unteroffizier Georg Saalfrank y el ingeniero de vuelo Oberfeldwebel Otto Heide) participó en el avance hacia Stalingrado, realizando otras 89 misiones.

El 26.10.1942 Hansgeorg Bätcher se convirtió en el primer piloto de bombardero en alcanzar las 400 misiones de combate.

Cuando el 6º Ejército alemán fue cercado en Stalingrado, Bätcher realizaría 43 misiones de suministro a la bolsa.

El 20.06.1943 fallecería el Major Paul Class comandante del I. Grupo de la 100ª Escuadra de Bombardeo y Bätcher asumiría el mando del I. Grupo el 28.07.1943, participando en la ofensiva de Kursk.

El 30.07.1943 Bätcher alcanzaría su 500ª misión en combate, siendo el primer piloto de bombardero el lograr este hito.

El 21.10.1943 el I. Grupo pasaría a denominarse I. Grupo de la 4ª Escuadra de Bombardero.

A finales de 1943 lograría alcanzar las 600 misiones de combate sobre el sector de Kerch.

El 13.02.1944 dejó el mando del I. Grupo y fue transferido al Estado Mayor de la 4ª Flota aérea, donde trabajó en diferentes especialidades.

Tras ser destinado en la Dirección de la Academia de la Guerra para la formación del personal, el 06.12.1944 asumió el mando del III. Grupo de la 76ª Escuadra de Bombardero, el primer grupo equipado con los nuevos bombarderos a reacción Arado Ar 234.

En febrero de 1945, tras realizar los oportunos entrenamientos en Rechlin, el Grupo realizó sus primera misiones. Bächter realizó tres misiones de guerra con el nuevo aparato, la última sería el 21.02.1945.

El 27.02.1945 fue nombrado Comodoro de la 54ª Escuadra de Bombardero equipada con aviones a reacción Me 262, liderando la formación hasta el final de la guerra, participando en la Operación Bodenplatte. En mayo de 1945 fue hecho prisionero por los norteamericanos.

Bächter realizó un total de 658 misiones, de las cuales 654 fueron en el Este. 45 de estas misiones tuvieron una duración superior a las 4 horas, por lo que contarían doble, resultando un total de 703 misiones de combate. Fue el piloto de bombarderos con más misiones realizadas en la Segunda Guerra Mundial.

Tras la guerra residió en Hannover, donde llegaría a ser Director General de la industria papelera y finalmente Presidente de la Asociación Federal de la Industria del Cartón y del Plástico.


Frentes:


Polonia (1939)
Batalla de Francia (1940)
Batalla de Inglaterra (1941)
Frente del Este (1941-1944)
Frente occidental (1944-1945)



Arado Ar-234 B-2 con identificativo F1+AD, pilotado por el Major Hansgeorg Bätcher, siendo Gruppenkommandeur del III./Kampfgeschwader 76



Entrevista realizada a Hansgeorg Bätcher en 1993. 


Periodista: ¿Puede decirme brevemente por qué se unió a Luftwaffe?

Hansgeorg: ¡Oh! si, por supuesto. Siempre me ha interesado la aviación y los aviones. Desde leer libros sobre nuestros pilotos, héroes de combate de la Primera Guerra Mundial, hasta los aviones más modernos que veía mientras crecía. Yo sabía que tenía que volar. La Alemania de los años 30 no era el mismo país que el de principios de siglo. Adolf Hitler no solo creó una economía fuerte y puso fin a la depresión; inculcó en todos los jóvenes un fuerte sentido de sacrificio para ayudar a nuestro pueblo.

En los grupos juveniles en los que estaba, pude aprender a volar en planeadores y gané todas las calificaciones que pude, asegurándome de mejorar cada vez más. Me enfrentaba a una gran competencia, a hombres a los que más tarde conocería en diferentes etapas de la guerra. Una vez que llegué a la edad del servicio militar me ofrecí como voluntario para la nueva Luftwaffe. Quería ser piloto, preferiblemente en un caza nuevo y rápido, pero no fue así. Durante mi admisión, tuve que pasar por muchos exámenes, tanto orales como escritos, para determinar dónde encajaría mejor.

Un ex piloto de combate me dijo que la nueva arma de bombardeo necesitaba buenos pilotos y presentía que yo encajaría mejor allí, así que acepté, para mi decepción. Sin embargo, el deber es el deber y quería ser el mejor piloto de bombarderos posible.

Periodista: ¿Qué recuerda del comienzo de la guerra?

Hansgeorg: Fui teniente en el 1º Grupo de la KG 27, y recuerdo bien el comienzo de la guerra. El Führer dijo en el Mein Kampf que las tierras que Alemania había perdido a raíz del tratado de Versalles deberían ser devueltas y que trabajaría para lograr ese fin. Renania, los Sudetes, Memel y Danzig anhelaban ser parte de este floreciente Reich. Los países a los que se les dio el control de estas áreas, por supuesto, querían mantenerlas, ya que eran áreas agrícolas, industriales y mineras de primer nivel. Polonia fue el único país que rechazó las solicitudes alemanas para encontrar una solución, en ese momento Gran Bretaña se estaba cansando de ver todo su trabajo deshecho, por lo que presionaron a Polonia para que rechazara nuestras ofertas. Estábamos comenzando a ver los nubarrones de la guerra acumularse mientras nuestra prensa informaba sobre los ataques fronterizos que estaban ocurriendo y causando víctimas.

Sabíamos que algo iba a pasar. En agosto mi unidad fue enviada a la frontera y habíamos intensificado nuestro entrenamiento en bombardeo de precisión con nuestro He 111. Nos llamaron a una sala de reuniones a primeras horas del 01.09.1939 donde nos comunicaron que existía un estado de guerra entre el Reich y Polonia y nos quedamos atónitos. Nos dieron información sobre nuestros objetivos y nos dijeron muy claramente que el mundo nos estaría observando, que teníamos que evitar atacar cualquier lugar en el que probablemente estuvieran viviendo civiles. Esto era muy importante, ya que los aliados afirmaron que nosotros comenzamos el bombardeo de zonas civiles en Polonia.

Muchas veces, dejábamos caer botes con folletos instando a la población civil que vivía alrededor de cualquier objetivo militar para que se fuera. Esto no siempre fue posible, pero tratamos de evitar matar a personas inocentes que no tenían nada que ver con la guerra. Participamos en muchas misiones durante la guerra de Polonia, principalmente atacando vías férreas y puentes. Atacábamos y luego volvíamos a atacar de nuevo en unos pocos días, ya que los daños habían sido reparados.

Periodista: ¿Alguna vez tuvo que bombardear una ciudad y qué efectos observó?

Hansgeorg: Sí, el ejército polaco decidió que todas las ciudades de Polonia se convirtieran en ciudades de primera línea, lo que las convertía en objetivos legales. Varsovia fue probablemente la más conocida. El Führer dio órdenes de que no se bombardeara ninguna ciudad polaca sin tratar de sacar a los civiles. Tiramos muchas cargas de folletos sobre Varsovia, hasta el punto de traicionar nuestras intenciones. Más tarde supimos que a muy pocos civiles se les permitió salir de la ciudad. Cada Gruppe recibió objetivos específicos, donde nuestra inteligencia había informado de concentraciones militares.

Es una experiencia surrealista estar tan alto y ver la belleza de una ciudad siendo destruida. Esperaba que tomaran medidas para proteger a su gente y sus tesoros. Nos mostraron fotos posteriores al bombardeo y vimos que, en su mayor parte, hicimos un buen trabajo al apegarnos a nuestros objetivos. Me di cuenta de que algunas hileras de casas estaban dañadas y esperaba que no hubiera nadie en ellas. Superamos la guerra de Polonia había sido nuestro bautismo de fuego y ya teníamos más experiencia en combate. Luego nos enviaron al frente occidental, donde tuvimos que atacar Holanda, Bélgica y Francia. La KG 54 tomó parte en el bombardeo de Rotterdam, lo que fue un incidente muy desafortunado. Los holandeses se negaron a declararla ciudad abierta y la fortificaron con tropas. No recibimos el aviso a tiempo diciéndonos que se habían rendido o de lo contrario, no hubiéramos atacado y nos habríamos dado la vuelta.

Periodista: Tomó parte en la guerra aérea contra Gran Bretaña, ¿cómo fue eso?

Hansgeorg: Después de nuestra victoria en Francia, fuimos enviados contra Inglaterra y teníamos la más alta confianza en nuestros líderes y en nuestros aparatos. Una vez más, teníamos órdenes muy estrictas de evitar bombardear ciudades para no causar víctimas civiles. Esto no siempre fue posible ya que las poblaciones rodeaban muchas fábricas, aeródromos e infraestructuras. Sin embargo, en esta etapa, los aliados ya habían bombardeado ciudades en el Reich, por lo que fuimos un poco menos cautelosos, pero aún así las órdenes eran en ese sentido. La lucha contra los ingleses fue dura y me gustaría disipar algunos mitos sobre la batalla de Gran Bretaña.

Se afirma que superamos ampliamente en número a los británicos, lo que hace que su victoria fuese aún más impresionante. Esto es falso, según nuestra inteligencia, y confirmado después de la guerra, la RAF nos igualaba prácticamente en cazas. Luchamos en una guerra aérea que los británicos habían planeado y para la que estaban bien entrenados, simplemente nos topamos con ella sin tiempo para planificar o prepararnos. Nuestras unidades fueron transferidas a otros esfuerzos como la lucha nocturna y el bombardeo naval, que también eran objetivos primordiales, ya que estábamos tratando de que Gran Bretaña pidiera la paz. Los pilotos de la RAF estaban mejor entrenados, por lo general, que los pilotos de la Luftwaffe, habiendo participado en acciones en muchos teatros de operaciones en sus colonias y practicando para la defensa de su isla, nosotros solo teníamos la experiencia de España, y eso era muy poco.

El Spitfire era un avión muy versátil que igualaba con creces al Me 109, y provocó fuertes pérdidas en nuestros bombarderos. El Me 109 ciertamente pudo defenderse, pero muchos cazas enemigos lo superaron, solo la habilidad de nuestros pilotos les daba cierta ventaja. Nuestros bombarderos no estaban preparados para la guerra, el He 111 era un avión de pasajeros diseñado para llevar personas. Si el general Wever hubiera vivido, las cosas podrían haber sido diferentes, ya que abogó por bombarderos pesados ​​como los tipos B-17 o B-29 e instó a Hitler una y otra vez a prepararse en ese sentido, pero no se hizo. El He 111 podía soportar algunos impactos, ya que tuve que volar en bombarderos dañados más de una vez y tuve mucha suerte de sobrevivir, pero el avión era ruidoso, lento y difícil de maniobrar, además de llevar una pequeña carga útil en comparación con nuestros enemigos.

Lo que quiero decir es que a los británicos les gusta presentarse a sí mismos como personas débiles y pacíficas que no tenían herramientas con las que luchar contra una gran Luftwaffe, criminal y poderosa que los superaba en número en una proporción de 10 a 1. Esto simplemente no es cierto. Éramos pilotos bisoños, jóvenes e inexpertos, pero si Churchill no hubiera ordenado el bombardeo de nuestras ciudades a principios de 1940, muy bien podríamos haber puesto a la RAF contra las cuerdas.

El último mito es que comenzamos a bombardear ciudades primero, y la respuesta aliada fue una represalia justa a nuestras malas acciones. Muchos historiadores no recuerdan que Francia atacó partes del Reich en septiembre del 39. Bombardearon áreas con civiles; en áreas del Reich occidental. Los británicos afirman que mostraron una gran moderación a pesar de que atacábamos sus ciudades y zonas civiles. Si bien ahora sé que nuestros ataques estaban limitados a pequeña escala contra instalaciones militares, que provocaban la muerte de uno o dos civiles, no los atacábamos deliberadamente.

Puedo decir que en todos los escenarios de guerra en los que luché, la Luftwaffe alemana tenía órdenes muy estricta -desde los altos mandos hasta los jefes de escuadrón- de evitar a toda costa atacar cualquier área donde hubiera civiles. Por supuesto, cuando se fortificaba una ciudad, las cosas cambiaban, y todas las ciudades que atacamos estaban fortificadas y no declaradas ciudad abierta. En mayo y junio de 1940 los Aliados comenzaron una rutina de atacar nuestras áreas industriales en el Ruhr, incluyendo ciudades y pueblos. Fritz Weitzel, un general de las SS, fue uno de los muchos asesinados en junio cuando Düsseldorf fue atacada.

El punto a donde quiero llegar es que nunca comenzamos a atacar ciudades británicas hasta que comenzaron a bombardear las nuestras primero. Cuidadosamente evitamos bombardear cualquier objetivo militar cercano a sus ciudades hasta que los británicos lo hicieron a principios de 1940. Cuando comenzamos el "Blitz", la mayoría de las ciudades del oeste de Alemania habían sido bombardeadas al menos una vez, los franceses y los británicos habían atacado Berlín y perdimos una buena cantidad de civiles. El Führer estaba furioso y fue entonces cuando se quitó los guantes, dándose cuenta de que a los Aliados no les importaba proteger a los civiles y sintió que teníamos que combatir el fuego con fuego para detenerlo. Lamentablemente, para nosotros no entramos de lleno en la guerra hasta que se decretó la guerra total en 1943 y para entonces ya era demasiado tarde para nosotros.

Periodista: ¿Fue derribado?

Hansgeorg: Sí, y pude salvar a mi tripulación, pero el He 111 era difícil de recuperar cuando sufria daños graves. Si los cazas nos atacaban, muchas veces éramos presa fácil sin nuestra propia cobertura. Cuando subíamos para ir una misión, siempre teníamos en mente la idea de que podría ser la última. Tuvimos que lidiar con máquinas que se averiaron, fuego antiaéreo enemigo y cazas enemigos. Fui atacado muchas veces durante los ataques a Gran Bretaña y tuve mucha suerte de tener la tripulación y las habilidades para regresar con aviones muy dañados que deberían haberse estrellado.

Periodista: ¿Estuvo en Stalingrado?

Hansgeorg: No, nunca estuve en la ciudad, pero serví en la KG-100 que tomó parte en las operaciones sobre la ciudad. Teníamos objetivos en toda el área, principalmente la interdicción de tropas, ya que los rusos tenían enormes áreas en retaguardia donde estaban organizando la defensa. Atacamos muy por detrás de sus líneas tratando de interrumpir el tráfico ferroviario y los puentes, sin embargo, en este punto, el arma de bombardeo se había reducido a quizás un 25% de su fuerza original. Se retiraron hombres y aviones para ataques navales, para el norte de África y otros teatros. Así que nunca pudimos reunir las suficientes fuerzas para causar un daño real al enemigo. Se sacó un grupo cuando más se necesitaba para ir a Kreta, ya que se rumoreaba que los ingleses iban a intentar allí una invasión. Hacia el final, volé para ayudar a llevar suministros a Stalingrado y sacar a los heridos. Aprendimos hace mucho tiempo que pintar la Cruz Roja en los aviones no significaba nada para los rusos; atacaro estos aviones desde el comienzo mismo de la guerra. Por ley teníamos que pintar la cruz roja, pero en realidad temíamos que fuera como un punto de mira.

Estuvimos involucrados en las batallas por Sebastopol y tuvimos bastante éxito, hundiendo barcos y destruyendo instalaciones militares clave. Mis misiones siguieron subiendo y pronto llegué a 600, lo cual fue una hazaña bastante sobrehumana, mis hombres y yo sentimos el impulso de que luchando duro ahora, nuestras generaciones futuras conocerían una paz duradera. El Frente Este era vasto e implacable, el clima era cálido o helado, el enemigo era numeroso y estaba bien abastecido. Tuvimos que conformarnos con lo poco que pudimos conseguir. En un momento, los cazas Yak capturados nos escoltaban a los mandos de pilotos rumanos.

Periodista: ¿Cuál fue el sentimiento acerca de la guerra, especialmente hacia el final?

Hansgeorg: La Luftwaffe fue el brazo más joven de las fuerzas armadas; tratamos de establecer tradiciones y ejemplos que otros pudieran seguir. Entendimos que esta guerra no era algo que nuestros líderes querían y no iniciaron, lo que comenzó como una disputa se convirtió en un gran problema debido al orgullo y al odio. Siempre confiamos en nuestros líderes y nunca perdimos la esperanza de la victoria, incluso cuando era difícil de creer en ello. Recuerdo en julio del 44 cuando los traidores intentaron matar al Führer, simplemente no podía entender por qué, con todas las grandes cosas que había hecho. Yo no era miembro del partido, pero aún pensaba que él era una bendición para nuestro pueblo. Realmente creí, incluso hasta 1945, que algo sucedería para darnos la victoria, y que de alguna manera los Aliados entrarían en razón. Lamentablemente, no lo hicieron. Vi a algunos que comenzaron a cuestionar el liderazgo de Goering. Para entonces, yo era Major y comandante de grupo, y me aseguré de que mis hombres se mantuvieran enfocados y entendieran por qué comenzó esta guerra y por qué teníamos que luchar. No tenía nada que ver con “apoderarse del mundo y esclavizar a todas las personas” como afirmaban los aliados. Algo que los traidores aceptaron por completo y por sus propios motivos egoístas decidieron cometer un atentado.

Me enorgullece decir que, incluso mirando la derrota directamente a la cara, nos mantuvimos firmes e inquebrantables. Confiados en que este no era el final y que nuevamente llegaría un momento en que nos levantaríamos. Diré que el trato que recibí de manos de antiguos enemigos fue muy bueno. Fui uno de los pocos que voló en nuestros nuevos bombarderos a reacción y estoy seguro de que por eso me trataron tan bien. Muchos generales y científicos querían mi opinión sobre la guerra y mi experiencia de vuelo. A veces me siento culpable de que muchos de mis camaradas hayan sido tratados con tanta dureza, algunos incluso fueron asesinados después de la guerra. Tal es la fortuna que experimentan los hombres, espero que las generaciones futuras lleguen a respetar los sacrificios que hicimos por ellos.

Periodista: Ganó la Cruz de Caballero, ¿cómo fue ingresar en ese selecto grupo?

Hansgeorg: Fue un sentimiento de orgullo saber que mis sacrificios y logros fuesen reconocidos, sin embargo, fueron mis hombres y mi equipo quienes hicieron posible esos premios, es a ellos a quienes les debo estas condecoraciones. Mi mejor recuerdo fue recibir las hojas de roble del Führer.

Periodista: ¿Como fue eso?

Hansgeorg: Fue un momento de mucho orgullo para mí. Fui propuesto para la condecoración debido a mi elevado número de misiones y los éxitos de mi tripulación. Me convocaron al cuartel general y me dijeron que recibiría las Hojas de Roble de manos del Führer. Estaba algo nervioso, pero muy orgulloso. Una nota graciosa fue que un general me dijo que no hablara de nada de lo que estaba pasando en el frente, diciendo que el Führer estaba abrumado y no necesitaba escuchar malas noticias. Después de recibir la condecoración, me pidieron que me uniera a él para tomar el té, acepté y quedé muy complacido con nuestra conversación. Lo que me llamó la atención fue su preocupación por los combatientes de primera línea. Expresó remordimiento por la guerra y la falta de suministros que teníamos. Me preguntó si necesitaba algo y qué podía hacer para ayudarnos, incluso me preguntó si quería ser instructor para ayudar a entrenar a las futuras tripulaciones de bombarderos.

Recuerdo haber sido muy franco con él, parecía que no le habían dicho todo sobre los problemas en el frente. Empecé diciéndole que la moral estaba muy alta, que estábamos en esta lucha hasta el final. Necesitábamos obtener más aviones a reacción, yo era piloto de bombarderos y quería golpear al enemigo donde más le doliese, pero sus fábricas estaban mucho más allá de nuestro alcance. Estuvo de acuerdo y dijo que el frente interno estaba trabajando tan rápido como podía para traernos nuevas y mejores armas, pero sabía que nuestros recursos eran limitados y que estaban haciéndolo lo mejor que podían. Deseaba poder visitar más el frente para saludar a sus soldados, pero le suplicaron que no lo hiciera, ya que los espías podrían alertar al enemigo para que lo atacaran.

Tenía grandes esperanzas en los nuevos cohetes; imaginó un día en el que estaríamos armados con cohetes para destruir objetivos en el aire, y nuestros cazas podrían derribar bombarderos con un solo impacto a larga distancia. Bromeé diciendo que solo esperaba que el enemigo nunca tuviera cohetes para derribarme. Ambos nos reímos y él me aseguró que estábamos muy por delante de los aliados, que solo estaban ganando debido a su abrumadora superioridad en material y hombres. Me aseguró que alcanzaríamos la victoria, ya que nuestra lucha era una causa justa y nuestros enemigos estaban cegados por el odio judío y que no podrían mantenerse unidos por mucho más tiempo. Incluso habló sobre una nueva súper arma a la que finalmente accedió a permitir su desarrollo, solo puedo especular qué era eso, pero creo que se refería a la bomba atómica. Sé por científicos que conocí después de la guerra, que comenzaron a trabajar en ella ya en 1939.

Salí de esa reunión con una fe inquebrantable en la victoria, y transmití esa charla a mis hombres para inspirarlos, desafortunadamente en esta etapa tardía de la guerra solo nos llegaban noticias de retiradas y derrotas, los días de las victorias habían terminado. Después de que el desembarco de Normandía tuviera éxito y los soviéticos hundieran el frente este, todos sabíamos que, a menos que ocurriera un milagro, perderíamos esta guerra. Muchos alemanes sintieron que el final estaba cerca y oraron por la intervención divina para salvarnos, lo que nunca llegó.

Periodista: ¿Cómo fue para vd. el final de la guerra?

Hansgeorg: Bueno, habíamos arrojado todo lo que teníamos a la lucha a finales del 44. Yo era jefe de grupo para nuevos aviones de combate y bombarderos. La Operación Bodenplatte fue nuestro último logro como grupo organizado, y tuvimos un éxito tremendo, pero los aliados nos superaban en número por un margen tan grande que este ataque no significó nada para ellos. Se encogieron de hombros y siguieron adelante, nosotros, por otro lado, no pudimos reemplazar nuestras pérdidas y ahora ya no teníamos combustible. Autorizaba misiones individuales, que en realidad eran casi misiones suicidas, pero teníamos que hacer algo, para demostrar que aún podíamos defendernos.

En abril de 1945 todo había terminado, teníamos pocos aviones operativos, los pilotos eran jóvenes de 17 años sin experiencia real, por lo que eran presas fáciles, el combustible era inexistente y los Aliados estaban en todas partes. No había un día en que no mirara hacia arriba y viera un avión británico, estadounidense o de alguna otra nación aliada sobrevolando el cielo. La miseria que vi en el pueblo alemán es indescriptible, los hogares destruidos, las ciudades arrasadas, las familias separadas, los hijos muertos, los maridos caídos en el frente, era muy triste de ver. Cuando nos rendimos fue con el corazón destrozado. Los aliados en su mayor parte nos trataron bien, me robaron y empujaron, pero en su mayor parte nos trataron con respeto. Como era piloto y comandante de bombardero, me sacaron del campo de detención y me enviaron a reunirme con generales y otros pilotos.

Los aliados occidentales intentaban aprender todo lo que podían sobre los soviéticos, así que yo era muy popular. Estaba bien alimentado y donde estaba alojado era como vivir en un hotel. Ahora sé que yo estaba muy bien, pero muchos de mis camaradas no. Los campamentos a lo largo del Rin reclamaron a muchos de mis hombres, no sabía lo que estaba pasando o habría protestado. Hubo rumores de un gran maltrato a los alemanes, pero como no lo vi personalmente, no pude decir nada. Para mí, la guerra había terminado y solo quería seguir con mi vida, si eso significaba trabajar con antiguos enemigos, entonces era lo que tenía que ser.

Fuente: http://www.mourningtheancient.com/ww2-x22.htm















La fotografía superior y las cuatro siguientes fueron tomadas en Stalino el 30.07.1943, en una ceremonia de celebración por la que se homenajeaba a Hansgeorg Bätcher tras conseguir su 500 mision en combate





De izquierda a derecha: artillero sin identificar, operador de radio Unteroffizier Saalfrank , piloto Hansgeorg Bätcher, ingeniero de vuelo Oberfeldwebel Heide y radio operador Feldwebel Kolln


Bätcher con Otto Könnecke


Enero de 1945. Hansgeorg Bätcher (a la izquierda con gorra y uniforme claro), siendo Kommandeur del III./Kampfgeschwader 76 en conversación con el Oberleutnant Kom. Detrás su aparato Ar 234 con identificativo F1+AD


04.04.1944 en el Berghof Hitler recibe a un grupo de pilotos de la Luftwaffe a los que condecoraría con las Hojas de Roble para la Cruz de Caballero. De izquierda a derecha: Werner Streib, Gerhard Barkhorn, Erich Walther, Kurt Bühligen, Hans-Joachim Jabs, Bernhard Hope, Reinhard Seiler, Hansgeorg Batcher (tapado por Hitler), Hitler, Horst Ademeit, Johannes Wiese, Fritz Petersen, Maximilian Otte, y Walter Krupinski.


El mismo día en el momento de entregar las Hojas de Roble. Hansgeorg Bätcher tercero por la izquierda


Fotografía de posguerra de Bätcher


Firma:




Documentos:


Cartilla militar con las fechas de sus promociones


Certificado de concesión de la insignia de piloto/observador (15.09.1938) firmado por el Generalmajor Ritter von Greim


Certificado de servicios prolongados en la Wehrmacht de IV. clase (30.09.1938)


Certificado de concesión de la Cruz alemana en oro (02.07.1942), firmado por Göring y en General der Flieger Kastner


Certificado de concesión de broche de piloto de bombarderos en plata (02.09.1941)


Certificado de concesión de la Cruz de Hierro de 1ª clase (06.07.1940) firmado por el General der Flieger Hugo Sperrle, como comandante de la Luftflotte 3


Certificado de concesión de la placa para el Broche de piloto de bombardero en oro (06.10.1942) firmado por el Oberst Heinz-Ludwig von Holleben


Certificado de concesión del Broche para piloto de bombarderos en oro (08.11.1941)


Certificado de concesión de la Copa de Honor de la Luftwaffe (14.11.1941) firmado por Göring


Certificado de ascenso a Leutnant firmado por Hermann Göring el 20.04.1936


Certificado de concesión de la Cruz de Caballero de la Orden de la Cruz de Hierro (21.12.1942) firmado por el General der Flieger Gustav Kastner


Certificado de concesión del broche de piloto de bombardero en bronce  (23.08.1941)


Certificado de concesión de las Hojas de Roble para la Cruz de Caballero (24.03.1944) firmado por el Generaloberst Bruno Loerzer


Certificado de promoción a Hauptmann firmado por Göring (25.02.1942)


Certificado de concesión de la Medalla de invierno en el Frente del Este 1941/142 (27.08.1942)


Certificado de concesión de la Cruz de Hierro de 2ª clase (27.09.1939) Firmado por el Generalleutnant Wilhelm Wimmer Prusia Oriental


Certificado de ascenso a Oberleutnant firmado por Göring (31.03.1939)


Concesión oficial de la Cruz de Caballero


Certificado de concesión de la insignia de observador (05.07.1937)



Fuentes:  

-Die Ritterkreuzträger der Kampfflieger, Band 1. Jochen Kaiser. Luftfahrtverlag Start. 2010.

-Lexikon der Ritterkreuzträger. Band 1. Florian Berger.2023. lexikon-ritterkreuz.at

-https://www.tracesofwar.com/

-Die Träger des Deutschen Kreuzes in Gold. Kriegsmarine - Luftwaffe  -Waffen-SS und Deutschen Kreuzes in Silber. Horst Scheibert. Podzun-Pallas-Verlag. 1983.

-Die Träger der Ehrenblattspange des Heeres und der Waffen-SS. Die Träger der Ehrentafelspange der Kriegsmarine. Die Inhaber des Ehrenpokals für Besondere Leistung im Luftkrieg. Horst Scheibert. Podzun-Pallas-Verlag. 1986.

-Die Eichenlaubträger 1940-1945. Erwin Lenfeld & Franz Thomas. Weilburg Verlag. 1983.



Fotografías: Colección particular. Optimizadas.



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